viernes, 16 de septiembre de 2011

INFORME ACTIVIDADES MARZO-AGOSTO

INFORME DE ACTIVIDADES MARZO-AGOSTO 2011.

• Realización de Viacrucis en la Comunidad.
• Realización de Hora Santa previo a celebración del segundo viernes de cuaresma.
• Celebración de segundo viernes de cuaresma en honor al Señor de la Agonía.
• Partida de procesión del Domingo de Ramos.
• Elaboración de Alfombra parque del Calvario, Viernes Santo.
• Recepción de Viacrucis Viernes Santo.
• Recepción de Procesión del Santo Entierro Viernes Santo.
• Partida de Procesión de Domingo de Resurrección.
• Acogida a celebración juvenil de Domingo de Resurrección.
• Novena en honor a la Santa Cruz.
• Procesión de Rezadito el 2 de mayo en honor a la Santa Cruz.
• Actividades Culturales en honor a la Santa Cruz el 3 de mayo.
• Coordinación de Eucaristía en honor a la Santa Cruz.
• Rezo del Rosario durante el mes de Mayo en el mes del Rosario.
• Acto Mariano y Celebración de la Palabra para clausura del mes Mariano.
• Rezo en honor a la Virgen del Carmen el 11 de julio.
• Rezos de difuntos.
• Rezos de novena por diferentes advocaciones en la comunidad y fuera de ella.
• Visita a enfermos.
• Visitas a familias.
• Taller motivacional para agentes de pastoral el 18-08.
• Compra de cortinas, arreglos florales.
• Fondas y rifas para gastos de ornamentación como: pedestales, cirios, escalera, mesas, toldos, cortinas, banderines.
• Campaña de reciclaje de plástico.
• Campaña de reforestación
• Ayuda económica a enfermos.
• Cursos pre-sacramentales: Bautizos, Primera Comunión, Pre-Matrimoniales.
• Actividades específicas con Adultos Mayores.
• Habilitación de baño en convento comunitario.
• Adquisición e instalación de equipo de amplificación.
• Mantenimiento constante de instalaciones.

lunes, 6 de junio de 2011

Clausura mes Mariano

Acto Mariano
Amados hermanos y hermanas,
Buenas noches, sean bienvenidos a esta casa de oración que es el templo del Calvario.
1. Es siempre sugestivo este momento de fe y devoto homenaje a María, que concluye el mes de mayo, mes mariano. Hemos rezado el santo rosario Y hoy aquí, ante la imagen de la Virgen, depositaremos en sus manos nuestras intenciones simbolizados en flores que traemos hoy como ofrenda. Por lo que pedimos a los que traigan flores puedan pasar a ofrendarlas! (Procesión de flores)
2. "Magnificat", cantaremos también nosotros esta tarde, con el alma rebosante de gratitud a Dios. Le damos gracias porque durante este mes de mayo nos ha permitido experimentar con especial intensidad la presencia de la Madre del Redentor, presencia asidua y orante, como en la primera comunidad de Jerusalén. Ojalá que toda alma cristiana haga suyo ese canto de alabanza por el gran misterio del amor de Dios, que, en Cristo, "ha visitado y redimido a su pueblo" (Lc 1, 68).
(Canto Magnificat)


3- “Como lo había prometido”
Compartamos en este momento, que promesas de Dios descubrimos en nuestra vida, ya concluidas y por cumplir:

Relato: ¿dónde están las manos de Dios?

Cuando observó el campo sin arar, cuando los aperos de labranza están olvidados, cuando la tierra está quebrada y abonada, me pregunto: ¿dónde están las manos de Dios?
cuando observó la injusticia, la corrupción, el que explota el débil; cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante del pobre, del obrero del campesino carentes de recursos para defender sus derechos, le preguntó: ¿Dónde están las manos de Dios?
Cuando contempló a esa anciana olvidada; cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor pues dijo que la ha abandonado, me preguntó: ¿dónde están las manos de Dios?
Cuando veo al moribundo en su agonía lleno de dolor; cuando observó su pareja y a sus hijos deseando no verlos sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un gritó de súplica de paz, me preguntó: ¿dónde están las manos de Dios?
Cuando miro ese joven antes fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcohol, cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia vigilante y ahora harapos sin rumbo ni destino, me pregunto: ¿donde están las manos de Dios?
Cuando a esa chiquilla que debería soñar en fantasía, la veo arrastrar su existencia y en su rostro se refleja ya el hastío de vivir, buscando sobrevivir se pinta la boca se ciñe el vestido y sale a vender su cuerpo, me preguntó: ¿dónde están las manos de Dios?
Cuando que el pequeño no ofrece a las tres de la madrugada su periódico, su miserable casita de dulce sin vender, cuando lo veo dormir en la puerta de un zaguán gritando de frío, con unos cuantos periódicos que cubren su frágil cuerpecito, cuando su mirada me reclama una caricias, cuando lo veo vagar sin esperanzas con la única compañía de un perro callejero, me preguntó: ¿dónde están las manos de Dios?
Y me enfrentó a él y le preguntó: ¿dónde están tus manos, señor para luchar por la quicio, para dar una caricias, un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las droga, dar amor y ternura los olvidados? "No te das cuenta de que tuve manos. Atreve que usarlas para lo que fueron hechas, para dar amor y alcanzar estrellas".
Y comprendí que las manos de Dios soy yo, el que tiene la voluntad, el conocimiento y el coraje para luchar por un mundo más humano y justo, cuyos ideales sean tan altos que no pueda dejar de acudir a la llamada del destino, que desafiando el dolor, la crítica y la blasfemia, se rete asimismo para ser las manos de Dios.
Señor, ahora me de cuenta de que mis manos están sin llenar, que no han dado lo que deberían dar, te pido perdón por el amor que me diste y que no he sabido compartir, las debo usar para amar y conquistar la grandeza de la creación.
El mundo necesita esas manos, llenas de ideales y de estrellas, cuya amalgama sea contribuir día a día a forjar una civilización; que busquen valores superiores, comparta generosamente lo que Dios nos ha dado y puedan al final llegar vacías porque entregaron todo el amor, para lo cual fueron creadas, y os seguramente dirá: "esas son mis manos".

4. DRAMATIZACION
Y que al volver a nuestros hogares, llevemos la alegría de este encuentro y mantengamos fija la mirada de nuestro corazón en Jesús, con la esperanza de estar un día con él, unidos en la misma gloria. Que María nos acompañe con solicitud materna en nuestro camino.
Este es nuestro deseo al final del mes mariano y en esta víspera de la Ascensión de Jesús, que nos invita a dirigir nuestra mirada al cielo, donde él nos espera, sentado a la diestra del Padre.

martes, 3 de mayo de 2011

NOVENA SANTA CRUZ

Te adoro Santa Cruz,
Puesta en el Monte Calvario,
En ti murió mi Jesús,
Para darme eterna luz,
Y librarme del pecado.

2º Acto de Contrición.
3º Salutación (que varía según el día de la novena).
4º Padre Nuestro… y Gloria.
5º Antífona.
6º Oración para todos los días de la novena.

Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo; que santificaste el madero de la Cruz, para lavar con ella y con tu sangre preciosa las manchas de mis pecados; me pesa de todo corazón todos los pecados que contra ti he cometido en mi vida; espero en tu piedad infinita me los has de perdonar y me propongo la conversión a una vida de gracia.

Luego dirás la salutación siguiente, que es la que solo se varía los días de la novena.

Primer día
Te Saludo Cruz Santísima con todos los coros de Celestiales, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, haciendo de ti Trono de su Majestad divina para remedio del mundo, crédito de sus milagros, y reparo de aquella primera caída porque sea alabada. Amén.
Padre Nuestro. Gloria al Padre...

Antífona
O Cruz Santísima, más resplandeciente que todos los astros y más Santa que los Santos; para el mundo, célebre, para los hombres, amable que sola fuiste digna de contener en tu madero todo el rescate del mundo: Dulce Leño, dulces Clavos, dulces penas que tolerada en ti por mi Señor Jesucristo, fueron el remedio nuestro: Salva a todos, los Cristianos, que en este día repiten tus Alabanzas.

v) Te Adoramos Cristo, y te bendecimos.
r) Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mí que soy pecador.

Oración para todos los días de la novena
O Cruz Santísima, noble entre todos los árboles frondosos, que hermoseas el Jardín ameno de la Iglesia; reino del Padre, Cetro del Hijo, sello del Espíritu Santo; honra y gloria del mismo Crucificado, crédito de las maravillas de Dios, oliva frondosa, cedro escogido de Dios, palma, ciprés excelso, trono sagrado del Omnipotente Rey, árbol de la vida, y fuentes de la Bienaventuranza: Te Adoro, bendigo, alabo, y doy a Dios muchas gracias, poniendo debajo de tus misteriosos brazos la familias de nuestra comunidad y las de la Iglesia, para que por tu virtud se digne el Señor de remediarlas, si ha de ser para servirle, bien de mi alma, aumento de la virtud y crédito de ti mismo, que es lo que más deseo; y sobre esto una acertada, feliz y dichosa muerte, y que por ti me reciba el que por ti se dignó de redimirme, que es mi Señor Jesucristo, que con el Padre, y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amen.

Dios te salve María…
Soberana Emperatriz de los Cielos, que al pié de la Santísima Cruz padecisteis tan agudos dolores, y por dignación suprema quedaste constituida madre de todas las criaturas, dígnate, afligidísima Señora, de patrocinar mis peticiones, y socorrer las necesidades de mi alma, que yo te prometo no apartarme ya de la Cruz, y acompañarte siempre en tus dolores, sintiendo tantas penas como ingrato te causé con mis pecados; para que así consiga, con tu amparo, y por el Santo Madero de la Cruz, los frutos de la redención, que en ella obró tu Hijo Jesús. Amén.

Segundo día
Te Saludo Cruz Santísima, con todos los Santos, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, queriendo que fuese adorada por las gentes; y lo que es más, de la Reina de los Ángeles con aquella adoración que solo se debe a su Majestad Santísima, que seas alabada para siempre. Amén.

Tercer día
Te Saludo Cruz Santísima, con todos los Santos profetas, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, poniendo en ti el fundamento de la militante Iglesia adornada de los siete Sacramentos, y demás misterios, que en tu virtud veneramos, porque seas alabada en los siglos de los siglos. Amén.

Cuarto día
Te Saludo Cruz Santísima, con todos los Santos Apóstoles, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, haciendo que en tu virtud se conviertan tantas almas, así de obstinados pecadores, como de apóstatas y gentiles, que alumbrados de tu luz; corrigen sus errores, confesando una Fe, un Bautismo, una Iglesia, una verdadera Ley y un Dios y Señor de todo, que seas adorada para siempre. Amén.

Quinto día
Te Saludo Cruz Santísima, con todos los Santos Evangelistas, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, haciendo que en tu virtud se salve tanto sin número de almas, siendo tú la llave maestra que a todos les franqueas el Paraíso, para gozarse en la gloria, cantando a Dios alabanzas por toda la eternidad. Amén.

Sexto día
Te Saludo Cruz Santísima, con todos los Santos Mártires y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, queriendo que en tu invención milagrosa se halle el más precioso tesoro que venera nuestra Fé, suscitando en él sus antiguas maravillas, con destrucción de los ídolos, confusión de los gentiles, y crédito de su loable providencia que seas alabada para siempre. Amén.

Séptimo día
Te Saludo Cruz Santísima, con todos los Santos Confesores, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, obrando en tu virtud admirable triunfo que consiguió sobre el demonio, quedando éste confundido y exaltada la Majestad verdadera, que seas ahora y siempre venerado en la Santísima Cruz. Amén.

Octavo día
Te Saludo Cruz Santísima, con todas las Santas Vírgenes, y muy en especial con la primera de ellas, y doy al Señor cuantas gracias puedo, porque se dignó honrarte, con el aplauso que hasta hoy hace venerarte como preciosa reliquia, llenando el mundo de admiración y milagros para que así confesemos lo que debemos a Dios en la Santísima Cruz, que seas adorada para siempre. Amén.

Noveno día
Te Saludo Cruz Santísima, con todos los Justos de la tierra y del Cielo, y doy al Señor con ellos cuantas gracias puedo, proveyendo en tu virtud los muchos frutos que redundan a la Católica Iglesia, en la expulsión de demonios, extirpación de herejías, dilatación de la Fé, exaltación de tu santísimo nombre, y demás misterios que confesamos, a honra y gloria de Jesús que en la Cruz y con la Cruz seas alabado eternamente. Amén.

¡Eucaristía don eterno del sacrificio redentor de la Cruz!

HORA SANTA
¡Eucaristía don eterno del sacrificio redentor de la Cruz!

Basada en las reflexiones del Papa Juan Pablo II.
Para que la presencia Santa del Señor en medio de nosotros, nos permita descubrirnos amados, bendecidos, salvados y comprometidos a dar una entrega fecunda, portadora de vida y alegría para nuestra comunidad.

CANTO

ORACION
Amado Señor, esta pequeña Iglesia comunitaria y parroquial, postrada a tus pies, confiesa humildemente que vive de la Eucaristía.
Experimentamos con alegría la promesa del Señor: « He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo »; en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre del Señor, nos regocijamos de tu presencia con una intensidad única. Como miembros del Pueblo de la Nueva Alianza, este divino Sacramento ha marcado nuestros días, llenándonos de confiada esperanza.
Venimos aquí para velar contigo, para acompañarte, para recibir del Padre la fuerza y la esperanza para lo que nos depara el futuro. Acepta nuestra pobre compañía. Queremos orar contigo, maestro y Señor, aprender a ser Eucaristía, pan bendecido, partido y entregado para alimentar a todos. Inspíranos el deseo ardiente por querer ser como tú, aprender a pensar, sentir, obrar y amar como tú. Cambia Señor, nuestra noche en luz y enséñanos a abandonarnos en las misericordiosas manos del Padre. Amén.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
Porque con tu santa Cruz has redimido al mundo.


CANTO

La gloria de la cruz
Hermanos: Yo, Pablo, para la ley estoy muerto, porque la ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.
¡Insensatos gálatas! ¿Quién les ha embrujado? ¡Y pensar que ante sus ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz! Contéstenme a una sola pregunta: ¿Recibieron el Espíritu por observar la ley, o por haber respondido a la fe? Comprendan, de una vez, que hijos de Abrahán son los hombres de fe.
Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito, porque dice la Escritura: «Maldito todo el que cuelga de un árbol.» Esto sucedió para que, por medio de Jesucristo, la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles, y por la fe recibiéramos el Espíritu prometido.
Lo que es a mí, Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta no es la circuncisión o la incircuncisión, sino una criatura nueva. La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
Porque con tu santa Cruz has redimido al mundo.

CANTO

FUENTE Y CIMA
Santa Eucaristía, eres la «fuente y la cima de toda la vida cristiana » ya que oculta en tu humilde apariencia, contienes todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, A Cristo mismo!, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo. De esta manera la mirada que como Iglesia le dirigimos a nuestro Señor, presente en el Sacramento del altar, nos descubre la plena manifestación de su inmenso amor!
Por eso esta noche queremos dar infinitas gracias al Señor Jesús, por instituir este sacramento, don gratuito, el cual podemos gozar cotidianamente mediante las manos consagradas de los presbíteros que pastorean esta porción del pueblo de Dios, que actuando como otro Cristo pronuncian estas palabras o, más bien, ponen sus bocas y su voz a disposición de Aquél que las pronunció en el Cenáculo y quiso que fueran repetidas de generación en generación por todos los que en la Iglesia participan ministerialmente de su sacerdocio, para cumplir la orden de extender por toda la eternidad el memorial de su pasión y muerte en la cruz y su gloriosa resurrección: « Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes» . Después tomó en sus manos el cáliz del vino y les dijo: « Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por todos los hombres para el perdón de los pecados ».

Resplandece la santa cruz, por la que el mundo recobra la salvación. ¡Oh cruz que vences! ¡cruz que reinas!, ¡cruz que nos limpias de todo pecado! Aleluya.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
Porque con tu santa Cruz has redimido al mundo.

CANTO

LA HORA DE NUESTRA REDENCIÓN

¡Cómo brilla la cruz, de la que colgó Dios en carne humana y en la que, con su sangre, lavó nuestras heridas!

Jesús, aunque sometido a una prueba terrible, no huye ante su « hora »
Desea que nosotros sus discípulos le acompañemos y, sin embargo, debe experimentar la soledad y el abandono: « ¿Conque no han podido velar una hora conmigo? Velen y oren, para que no caigan en tentación ». Sólo Juan permanecerá al pie de la Cruz, junto a María y a las piadosas mujeres. La agonía en Getsemaní ha sido la introducción a la agonía de la Cruz. Y hacemos eco a la oración del viernes santo: Mirad el árbol de la Cruz donde colgó la salvación del mundo. Venid y adoremos. Contemplemos el rostro de Cristo, y contemplémoslo con María, es el « programa » de la Iglesia en el alba del tercer milenio, para remar mar adentro en las aguas de la historia de Huehuetenango, con el entusiasmo de la nueva evangelización.
Contemplar a Cristo implica saber reconocerle dondequiera que Él se manifieste, en sus
multiformes presencias, pero sobre todo en el Sacramento vivo de su cuerpo y de su
sangre. La Iglesia vive del Cristo eucarístico , de Él se alimenta y por Él es iluminada.
La Eucaristía es misterio de fe y, al mismo tiempo, « misterio de luz ». Cada vez que
la Iglesia la celebra, los fieles pueden revivir de algún modo la experiencia de los dos
discípulos de Emaús: « Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron » (Lc 24, 31).

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
Porque con tu santa Cruz has redimido al mundo.

CANTO

AMOR AL EXTREMO
« El Señor Jesús, la noche en que fue entregado », instituyó el Sacrificio eucarístico de su cuerpo y de su sangre. Las palabras del apóstol Pablo nos llevan a las circunstancias dramáticas en que nació la Eucaristía. En ella está inscrito de forma indeleble el acontecimiento de la pasión y muerte del Señor. Es el sacrificio de la Cruz que se perpetúa por los siglos.
Como Iglesia hemos recibido la Eucaristía de Cristo, nuestro Señor, no sólo como un don entre otros muchos, sino como el don por excelencia , porque es don de sí mismo en su santa humanidad y, además, su obra de salvación.
Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de su
Señor, « se realiza la obra de nuestra redención ». Este sacrificio es tan decisivo para la salvación del género humano, que Jesucristo lo ha realizado y ha vuelto al Padre sólo después de habernos dejado el medio para participar de él, como si hubiéramos estado presentes.
Por eso Señor, te bendicimos, te adoramos pero sobre todo te damos gracias, porque al participar del misterio de la salvación contenido en la Eucaristía, obtenemos frutos inagotables.
Ésta es la fe de la que han vivido a lo largo de los siglos las generaciones cristianas.
Ésta es la fe que esta noche reiteramos con gozosa gratitud por tan inestimable don.
En adoración delante de este Misterio: Misterio grande, Misterio de misericordia. Reconocemos gozosos, en la Eucaristía una muestra de amor que llega « hasta el extremo » (Jn 13, 1), un amor que no conoce medida. ¿Qué más podía hacer Jesús
por nosotros?



CRUZ CAMINO DE RESURRECCION
La Pascua de nuestro Señor Jesucristo incluye, con la pasión y muerte, también su resurrección. Es lo que recuerda la aclamación después de la consagración: «Proclamamos tu resurrección » . Efectivamente, el sacrificio eucarístico no sólo hace presente el misterio
de la pasión y muerte del Salvador, sino también el misterio de la resurrección, que
corona su sacrificio. En cuanto viviente y resucitado, Cristo se hace en la Eucaristía «pan de vida » (Jn 6, 35.48), « pan vivo » (Jn 6, 51).
San Ambrosio nos lo recuerda: « Si hoy
Cristo está en ti, Él resucita para ti cada día.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
Porque con tu santa Cruz has redimido al mundo.

CANTO

« ... HASTA QUE VUELVAS ».
La Eucaristía es tensión hacia la meta, pregustar el gozo pleno prometido por Cristo (cf. Jn 15, 11); es, en cierto sentido, anticipación del Paraíso y « prenda de la gloria futura ». En la Eucaristía, todo expresa la confiada espera. Quien se alimenta de Cristo en la Eucaristía no tiene que esperar el más allá para recibir la vida eterna: la posee ya en la tierra como primicia de la plenitud futura, que abarcará al hombre en su totalidad. En efecto, en la Eucaristía recibimos también la garantía de la resurrección corporal al final del mundo: « El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día » (Jn 6, 54). Por eso san Ignacio de Antioquía definía con acierto el Pan eucarístico como « fármaco de inmortalidad, antídoto contra la muerte ».

Como consecuencia la Eucaristía da impulso a nuestro camino histórico, poniendo una semilla de viva esperanza en la dedicación cotidiana de cada uno a sus propias tareas. En efecto, aunque la visión cristiana fija su mirada en un « cielo nuevo » y una « tierra nueva » (Ap 21, 1), eso no debilita, sino que más bien estimula nuestro sentido de responsabilidad respecto a la tierra presente. Por eso Señor te pedimos que nos inspires a sentirnos más que nunca comprometidos a no descuidar los deberes terrenales, edificando un mundo habitable y plenamente conforme a tus designios:
Trabajar por la paz, la justicia y solidaridad,
en las relaciones entre los pueblos, en defender la vida humana desde su concepción
hasta su término natural. Y por los más débiles, los más pequeños y los más pobres.
Anunciar la muerte del Señor « hasta que venga » (1 Co 11, 26), debe significar para nosotros el compromiso de transformar nuestra vida, para que toda ella
llegue a ser en cierto modo « eucarística ».
« ¡Ven, Señor Jesús! » (Ap 22, 20).
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
Porque con tu santa Cruz has redimido al mundo.

CANTO
Invoquemos a nuestro Redentor, que nos ha redimido por su cruz, y oremos diciendo:

Por tu cruz, sálvanos, Señor


- Hijo de Dios, que, por la señal de la serpiente de bronce, sanaste al pueblo de Israel,
protégenos hoy de la mordedura del pecado, oremos:

- Hijo del hombre, que fuiste elevado en la cruz, como Moisés elevó la serpiente en el desierto,
elévanos a la felicidad de tu reino, oremos:

- Hijo unigénito del Padre, que fuiste dado al mundo para que todo el que crea en ti no perezca,
concede la vida eterna a los que buscamos tu rostro, oremos:

- Hijo amado del Padre, que has sido enviado al mundo, no para condenarlo, sino para que se salve por ti,
da la fe a nuestros parientes para que no perezcan, oremos:

- Hijo eterno del Padre, que viniste a prender fuego en el mundo y deseaste que estuviera ya ardiendo,
haz que realicemos la verdad y nos acerquemos así a la luz, oremos.

En la cruz está la vida
y el consuelo
y ella sola es el camino
para el cielo.

En la cruz está el Señor
de cielo y tierra,
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra;
todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
Porque con tu santa Cruz has redimido al mundo.
CANTO